1. Prólogo del Caserío Antequera
A las siete de la tarde del sábado 9 de marzo, el Quijote Arena poco a poco se va llenando de público, el ambiente presagiaba que iba a ser el de las grandes tardes que dio el balonmano en Ciudad Real. Enfrente un equipo rival de Antequera muy bien armado y con mucha solera, clasificado un puesto por detrás del Caserío y que llegaba al pabellón con las intenciones deportivas lógicas de amagarnos la tarde y llevarse la victoria y los dos puntos a su tierra.
En los momentos anteriores al encuentro, El Club presenta una actividad con jóvenes talentos sacados de los diferentes colegios de la ciudad, dentro de una programación de extensión del Balonmano para todos los colegios públicos de la ciudad y, lógicamente, logra y consigue enganchar a la mayoría de chavales de nuestra capital hacia el balonmano. El acto y la presentación de los talentos ha sido un verdadero éxito para los niños/as y supuso un empuje en su motivación y un acicate positivo que servirá de seducción e incorporación hacia nuestro amado juego.
Aquí tenéis un espacio para jugar a balonmano y un equipo técnico que os ayudará.
En el propio calentamiento de los conjuntos el clima que se vivía por las gradas era de ilusión, de ganas, de entusiasmo y de expectación por el enfrentamiento, pero al mismo tiempo, en nuestra mente discurría que no iba a ser nada fácil, los contrarios vestidos de verde aceituna llenaban los espacios de juego con una apariencia de envergadura y fuerza de sus hombres que presagiaba un choque intenso entre dos ejércitos bien dispuestos y pertrechados. Los dos equipos se jugaban mucho, posiblemente la clasificación para el playoff de ascenso en la fase final y de seguido, el trabajo de toda una temporada.
2. Enfrentamiento
Las huestes del equipo local desde el principio impusieron su ley en la batalla, formaron una defensa en línea de 6:0 que constituía un paredón con foso incluido para el conjunto antequerano, Augusto de la Santa se eligió el guardián de las almenas junto con Rodrigo y, Oscar, Giovanola y Fernando eran escudos encargados de parar las flechas y piedras lanzadas por las ballestas y catapultas durante el asedio del ataque del ejército antequerano.
A partir de la fortaleza defensiva que aseguraba el castillo del Caserío, la caballería en el ataque posicional trabajaban en colectivo para destrozar la defensa contraria y crear pasillos de penetración y espacios de lanzamientos que, ataque tras ataque permitieron funcionar y finalizar con éxito a los arietes encargados Ángel, Campanario, Palacios y Canepa. Juntos y unidos todo el ejército, edificaron con sus acciones la torre del homenaje que se alzó gloriosa por encima del Quijote ondeando a los cuatro vientos su bandera y mostrando de esta manera su poderío en el fortín ciudadrealeño.
Los técnicos de la guerra, artífices de la victoria desde su atalaya y con anteojos de sabiduría y experiencia contrastada, maniobraban con acierto las estrategias convenientes en cada momento del encuentro, a veces utilizando aceite hirviendo contra el adversario y otras cambiando en su momento el ataque el tipo de caballería utilizada.
3. Fin de la batalla
El pueblo llano que cauteloso y expectante aguardaba en sus asientos viendo la batalla que tenía lugar en el asedio del castillo con bandera amarilla, no dejó ni un instante de entregar su corazón amarillo a las huestes del campo de combate y de aplaudir la gesta que contemplaba con afecto y gran entusiasmo. Una vez más la afición y equipo se unieron en un clamor tremendo al final de la batalla e inundaron la tarima del Quijote Arena. La alegría del triunfo inunda las plazas y calles con vítores, música y comparsas.
Rafa, épica la descripción de ese encuentro de balonmano. Has conseguido mantener un interés imposible de mantener de no tener la habilidad descriptiva que tienes. Felicidades!!!!
Luis Cubo Delgado